jueves, 12 de febrero de 2009

Paradojas

Dentro del pequeño pero rico círculo de amigos que poseo, se encuentra uno en particular por el cual profeso un afecto por demás especial. Junto a él solemos conversar y debatir sobre los temas más diversos que el ser humano pueda concebir: artes, ciencia, política, por nombrar algunos. Durante el transcurso de nuestra última charla quedé completamente enceguecido debido al brillo e intensidad producto de su Intelecto. Mi devoto amigo ha dado a luz una nueva paradoja. Me arriesgo al decir que esta última es comprable, en cuanto a genialidad respecta, a la famosa “Paradoja de los Gemelos” de Albert Einstein (Premio Nobel de Física en 1921).
Y cito: "…tengo que contarte algo que me tiene muy mal, mi amante me está engañando. Creo que se acuesta con otro."

Te pasaste Basto.

Paradoja de los gemelos – Einstein:

jueves, 5 de febrero de 2009

Pequeñas Vicisitudes

La mayoría de las personas de sexo masculino que viven solas, al igual que yo, han desarrollado con el pasar de los años alguna básica, aunque por cierto necesaria, cultura culinaria. El poseer dicha cultura no explicita su aplicación frecuente. La otra noche, estando mi hermano en casa se me dio por cocinar milanesas con puré. Cabe destacar, no obstante la satisfacción de comer comida casera, una satisfacción todavía mayor. Esta se experimenta al día siguiente cuando como por arte de magia uno abre la puerta de la heladera, y a diferencia de la paupérrima imagen de solo dos cervezas, kétchup y mayonesa, uno ve que posee un precioso tesoro en forma de taper lleno de dorados medallones de milanesa listos para calentar.